¡Hola a todos!

Después de unos días de no parar os escribo para contaros que ya estoy instalada en Ferrara. He necesitado un tiempo de adaptación para poder sentirme “como en casa”. Ya he conocido a mis nuevas compañeras de piso, he vaciado las maletas, terminado de hacer los trámites y papeles necesarios para la Universidad… Y, por fin, he podido sentarme en el ordenador para tratar de presentaros un poco esta bonita ciudad que voy a ir descubriendo a la vez que vosotros.

Ferrara está situada en el Noreste de Italia, en la región de Emilia-Romaña. Tiene una población de aproximadamente 135.000 habitantes pero su centro histórico está delimitado por “le mura”, una muralla medieval de 9 km casi ininterrumpidos. Al igual que Segovia, Ferrara está incluida en la lista de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

La Antigua ciudad de Segovia y su Acueducto Romano fueron incluidos en la lista de la UNESCO en 1985; diez años después lo haría Ferrara junto con el Delta del Po. Como curiosidad os cuento que la UNESCO se basa en una serie de criterios para incluir a los monumentos o ciudades dentro de su lista, y Segovia y Ferrara comparten dos de ellos. En el caso de Segovia, la arquitectura de su casco antiguo es un testimonio de cómo durante la Edad Media coexistieron y trabajaron juntas las tres culturas: judíos, moros y cristianos. Ferrara se conoce como la Ciudad del Renacimiento, porque la estructura de sus calles fue diseñada en esta época y ha llegado prácticamente intacta hasta nuestros días. Y es que muchas de sus calles, aparte de ser preciosas, son larguísimas.

El centro de Ferrara está presidido por el Castello Estense, que fue construido en 1385 para defender a los Duques de Este, de los que ya os hablaré más adelante. Aún no he tenido la ocasión de visitarlo pero en su patio está situada la Oficina de Turismo así que pronto haré una visita.

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El Duomo de Ferrara, o Catedral, está dedicado a San Giorgio y San Maurelio, los patrones de la ciudad. Su fachada está cubierta porque lleva en obras desde marzo y no se puede visitar pero está planeado que lo abran al público antes de Navidad ¡espero poder visitarlo!

Otra curiosidad es que en Italia conocen Ferrara como la ciudad de las bicicletas. Dicen que las dos ruedas es el mejor medio para recorrerla y, la verdad es que el centro tiene muchas calles cortadas para los coches y hay aparcamientos para bicis en cada esquina. A mí todavía me da un poco de miedo ir por la ciudad en bici, pero es muy común ver a señores y señoras con más de 70 años yendo a la compra y a tomar el café en sus bicis con cesta.

Otro descubrimiento han sido los “Aperitivi”. En prácticamente todos los bares del centro a partir de las 6 de la tarde ponen una especie de barra llena de lo que en España llamaríamos pinchos o tapas y si te pides una consumición por unos 5€ puedes comer todos los que quieras.

Aún tengo que probar los helados artesanos que, como en el resto de Italia, los venden de todos los sabores que podáis imaginar y seguro que están buenísimos. Pero, por lo visto, una de las comidas típicas de esta zona son las Piadinas. Se hacen con una tortita de harina de trigo redonda, que doblan a la mitad y las rellenan con embutido, lechuga, verduras, queso… como si fuera una especie de bocadillo.

Por el momento no os adelanto mucho más. Me quedan unos cuantos meses para pasearme y descubrir cada monumento y cada rincón. Me había hecho a la idea de que iba a ser algo más pequeña de lo que es y me impresionó bastante al llegar. Espero que os haya gustado y que tengáis ganas de más porque creo que voy a tener mucho que contaros. Ciao ragazzi!!!


 

Ciao a tutti!

Dopo alcuni giorni senza fermarmi, vi scrivo per raccontarvi che sono già a Ferrara. Mi è servito un po’ di tempo per adattarmi, per potermi sentire “a casa mia”. Ho conosciuto le mie nuove coinquiline, ho disfatto le valigie, ho finito di visionare le scartoffie e i documenti necessari per l’Università… E finalmente, ho potuto sedermi con il PC per presentarvi un po’ questa bella città che scoprirò insieme a voi.

Ferrara, è collocata sotto il Po, il fiume più lungo d’Italia, nella regione di Emilia Romagna. Ha una popolazione di circa 135.000 persone, il centro storico è delimitato per le mura medievali per circa 9Km quasi ininterrotti. Come Segovia, Ferrara è inclusa nella lista dell’ UNESCO di Città Patrimonio dell’ Umanità.

La città vecchia di Segovia e l’acquedotto, furono inclusi nella lista dell’ UNESCO nel 1985; dieci anni dopo lo diventerà anche Ferrara e il delta del Po. Come curiosità vi dico che la UNESCO ha una serie di criteri per includere i monumenti o le città nella sua lista. Segovia e Ferrara condividono due di questi. Nel caso di Segovia, la sua architettura è  testimone di come durante il Medioevo abbiano convissuto insieme le tre culture: Ebrei, Mori e Cristiani. Ferrara è chiamata la Città del Rinascimento, perché la struttura delle sue strade era stata progettata in questa epoca ed è arrivata quasi intatta fino a oggi. E così, tante delle su strade oltre a essere bellissime, sono lunghissime.

Il centro di Ferrara  è presieduto per il Castello Estense, eretto nel 1385 per difendere la famiglia D’Este, di cui vi parlerò più avanti. Ancora non ho avuto l’ occasione di visitarlo e nel suo cortile c’è l’ufficio di informazione turistica, così presto farò una visita.

Il Duomo di Ferrara  è stato construito in onore di San Giorgio e San Maurelio, i patroni della città. La facciata è coperta per lavori ed è chiuso fino a data da destinarsi, forse potrò visitarlo prima di Natale.

Un’altra curiosità è che in Italia conoscono Ferrara come la città delle biciclette. Dicono che le due ruote sono il modo migliore per percorrerla: nel centro ci sono tanti parcheggi per le bici ovunque. Io ho ancora un po’ di paura, ma è normale vedere persone di più di 70 anni che vanno a fare la spesa e a prendere un caffè con la loro bici munita di cestino.

Un’altra scoperta sono gli aperitvi. In quasi tutti i bar del centro, tra le 18:00  e le 22:00. C’e un bancone pieno di quello che noi in Spagna chiamamo “tapas” o “pinchos”, per un drink di circa 5€ puoi mangiare tutto quello che vuoi.

Ancora devo assaggiare i gelati artigianali che, come in tutta l’Italia vendono a qualsiasi gusto si possa immaginare. Inoltre, uno dei piatti tipici di qui sono le piadine, fatte con un pane di farina rotondo, piegato a metà e ripieno di salumi, verdure, formaggio… come un panino.

Per ora, di Ferrara non posso ancora raccontarvi molto. Starò qui per qualche mese per passeggiare e scoprire ogni monumento e angolo. All’inizio pensavo che la città sarebbe stata più piccola, e mi sono impressionata abbastanza quando sono arrivata. Spero che vi sia piaciuto e che abbiate voglia di saperne più perché avrò tanto da raccontarvi. Ciao ragazzi!!